Este control implica la verificación del cumplimiento de normativas de seguridad industrial, la implementación de planes de prevención de riesgos, el uso adecuado de equipos de protección personal y la correcta señalización de las áreas de trabajo. Asimismo, se supervisa que las prácticas constructivas respeten los lineamientos ambientales, incluyendo la gestión adecuada de residuos, el control de emisiones, el manejo responsable de materiales peligrosos y la protección del entorno natural.

Desde una perspectiva de gestión integral, la supervisión en seguridad y medioambiente busca prevenir accidentes, sanciones y daños ecológicos que puedan afectar tanto el desarrollo del proyecto como su viabilidad económica y reputacional. El equipo supervisor promueve una cultura de seguridad y sostenibilidad mediante capacitaciones, auditorías en campo y reportes de cumplimiento, asegurando la mejora continua en las prácticas operativas. De esta forma, la gestión de seguridad y medioambiente no solo protege la integridad de las personas y el entorno, sino que también refuerza la responsabilidad social y el compromiso ético del proyecto.