Este control implica revisar materiales, procedimientos constructivos, avances físicos y cumplimiento de normas de calidad y seguridad. Los supervisores en sitio registran el progreso, identifican desviaciones y emiten reportes técnicos que permiten tomar decisiones oportunas para asegurar que la ejecución se mantenga dentro de los parámetros contractuales y técnicos establecidos.

Desde el punto de vista financiero, el control de ejecución en sitio también evalúa la correspondencia entre el avance físico y el financiero, garantizando que los pagos, estimaciones y gastos reflejen realmente el trabajo realizado. Esta supervisión integral permite optimizar recursos, prevenir sobrecostos y retrasos, y asegurar la transparencia en el uso de los fondos. En conjunto, el control de ejecución en sitio es una herramienta clave para garantizar la calidad, eficiencia y sostenibilidad del proyecto desde su desarrollo técnico hasta su gestión económica.